La explosión demográfica que ha tenido el Centro de Santiago o el Downtown es espléndida. Si bien el país de Chile ha gozado de una buena y robusta economía durante las últimas décadas y se han aprovechado de ello las innumerables empresas constructoras, no evidencia, sin embargo, el aumento de la calidad del diseño. Estas empresas nos ofrecen cajas convencionales, de muy dudosa calidad visual y plástica, conviniendo en que a menor capacidad compositiva mayor serán la ganancias a través del aprovechamiento del espacio.
No es para menos, cuando la ciudad está casi formada por estos bloques y moles, convirtiendo a la ciudad de Santiago en una verdadera jungla de concreto.
Sin embargo, hay aún edificaciones que son un respiro ante tanta necedad, como el Palacio Cousiño, incólume ante la edificaciones a su alrededor, dándonos un atisbo al pasado neoclásico de la capital. O la Torre Entel, emblema de las telecomunicaciones y el proceso tecnológico del país hace varios años atrás. O el respiro verde, es decir, el parque Almagro, el Paseo Bulnes, la Plaza de la Ciudadanía, el Cerro Santa Lucía, todos conectados a través de ejes. Incluso el downtown de la comuna de Santiago Centro, con nuevos revestimientos como el muro cortina, independiente de la ineficiencia energética de estos y el nulo confort que generan...
Hay que decirlo, Santiago Centro, especialmente el Barrio Almagro es una síntesis del porvenir del país. Construcciones abismantes y monótonas atiborran el paisaje, mientras algunas se imponen como un respiro visual ante tanta reiteración. En este caso, se ve el Campus Almagro Norte, propiedad de la Universidad Central, proponiendo un nuevo lenguaje a través de los distintos recursos de elementos unificadores, como una gran cubierta, sucesión de pilares y reiteración de vacíos y llenos.
En la panorámica se puede apreciar a una escala mayor, la gran masa sólida y bruta, desde las torres residenciales hasta los nuevos rascacielos (Torre Titanium y el complejo Costanera Center) en el costado derecho de la imagen, que atiborran el paisaje.
Es la nueva jungla de cemento y vidrio.
¿Debe la Arquitectura y el Urbanismo seguir este proceso de edificación en altura, a modo de propiciar un mejor empleo del terreno a costa de lo que ello conlleva (tacos, exceso de vehículos, etc.)? ¿Debe mantenerse en este lineamiento pero mantener una conciencia más integral y más social, donde el dinero no sea la base de la Arquitectura y el Urbanismo, sino donde las soluciones de una ciudad inteligente, habitable y sustentable sean las nuevas premisas? ¿O debe ser totalmente radical y cambiar la perspectiva de la construcción, uso, y habitabilidad de una urbe?
Tarea para la casa.